Domingo, 20 Septiembre 2020 17:22

Corredención de la Virgen María en Sta Teresa de Calcuta (2/5)

Escrito por Katarzyna Maria Krupa, HAM
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[Continuación] Ganxhe no esperó mucho: partió de su casa el día 26 de septiembre 1928, casi 8 meses después empezó el noviciado, y después de dos años pronunció sus primeros votos en las hermanas de Loreto, para 20 años después, el 16 de agosto 1948 (el día siguiente a la fiesta de Asunción de la Virgen María, cuando se festejaba la Virgen de Letnica) dejar el hábito de Loreto y salir del convento para ser pobre entre los pobres.

7a32bf77115dcb89bdd1199a1bf90e78No fue un capricho ni azar, sino su fidelidad a la voz del Señor. La salida de las hermanas de Loreto fue resultado de la gracia que vivió en septiembre de 1946 en el tren en Darjeeling cuando iba a su retiro anual. En una visión Jesús le mostró la sed que tiene por las almas, su predilección especial por nosotros: en nuestra debilidad, nuestra pobreza y nuestra naturaleza de pecadores. No solo le fue presentado, sino que también ella lo experimentó en su interior. Parece, por lo menos así se escucha frecuentemente, que eso fue la raíz de su servicio a los pobres, moribundos y enfermos. Pero en realidad la raíz fue otra visión que tuvo en el año 1947, y la protagonista de esta visión fue la Virgen María, que vino con una petición. La visión tuvo tres partesa:

  1. En la primera, santa Teresa “vio la dolorosa situación de los pobres, y la pobreza interior aún mayor que ocultaba bajo su pobreza material. Se vio en medio de una gran multitud de pobres de todas las clases, jóvenes y viejos. Todos alargaban los brazos hacia ella, pidiéndole que los salvara, que los guiara hacia el único Salvador, hacia Jesús” .
  2. En la segunda, vio la misma gente pero “esta vez pudo distinguir que en sus rostros se reflejaba una tristeza y un sufrimiento enormes. Nuestra Señora se encontraba entre ellos, y la Madre Teresa estaba arrodillada a su lado. Como estaba vuelta hacia los dolientes niños, no podía ver el rostro de Nuestra Señora, pero la oyó decir: «Cuida de ellos -son míos. -Llévaselos a Jesús -tráeles a Jesús. -No temas. Enséñales a rezar el Rosario -el Rosario en familia y todo irá bien. -No temas -Jesús y yo estaremos contigo y tus hijos»”. En esta parte de la visión ya encontramos a la Virgen, que se presenta como Madre a quien pertenece la humanidad, porque dice: que “son míos”. Vemos como la Virgen se presenta ejecutando el papel de la mediadora. Además invita a la futura santa a ser como Ella, ser madre y llevar a los necesitados a Jesús. Vimos antes que la Virgen es excelentísima en ejercer el papel de la Corredentora, pero a seguir su camino todos estamos invitados.
  3. La última parte de la visión otra vez nos lleva al mismo gentío, pero “esta vez, rodeado de oscuridad. Allí, en medio de la angustiada multitud que no parecía consciente de su presencia, estaba Jesús en la Cruz. Nuestra Señora se encontraba ante Él a una pequeña distancia. La Madre Teresa se vio a sí misma allí también, no como adulta sino como una chiquilla, de pie, justo delante de Nuestra Señora, mirando ambas hacia la Cruz. Nuestra Señora tenía la mano izquierda en el hombro izquierdo de la Madre Teresa, respaldándola, y con la mano derecha agarraba a la Madre Teresa del brazo derecho, extendido hacia Jesús crucificado. Entonces Jesús le dijo: «Te lo he pedido. Ellos te lo han pedido, y ella, mi Madre, te lo ha pedido. ¿Te negarás a hacer esto por Mí -cuidar de ellos, traérmelos?»”. Está escena nos lleva al misterio de nuestra salvación y al momento decisivo de la consumación plena de la corredención de la Virgen – al pie de la cruz.

Allí fue llevada también la Madre Teresa de Calcuta, junto con la Virgen, adorando a Jesús en la cruz. Vemos cómo la Virgen acompaña a la santa, parece como si fuera ayudándole a vivir este momento de acompañar en el sufrimiento al Señor. Las palabras de Jesús son significativas: No habla solo de su propia petición, sino que destaca que la Virgen como Madre de los necesitados se lo pide también.
Esta visión marcó el camino y forma de cumplir la vocación de esta santa. Ella traía con frecuencia a la memoria la visión de 1947, y se mantuvo fielmente «juxta crucem cum Maria», cerca de la Cruz con la Virgen, de una manera mística.

El “tengo sed” que Teresa escuchó de Cristo, lo entendió gracias a la Virgen María, como confesó ella misma: “Si Nuestra Señora no hubiera estado allí aquel día, nunca habría sabido a qué se refería Jesús cuando dijo: Tengo sed”. La Madre que en este proceso de salvación tiene su papel especial, el de Mediadora, por los méritos ganados al pie de la cruz, no por méritos suyos sino por los de Cristo y por el designio de Dios Padre que le quiso en este gran plan de amor misericordioso. Por eso necesitamos a la Virgen en nuestro cotidiano camino al Calvario de nuestra vida, necesitamos una íntima relación con Ella, como la tuvo en la práctica cotidiana santa Teresa de Calcuta.

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J. LANGFORD, Madre Teresa. Al amparo de Nuestra Señora. Enseñanzas de la Madre Teresa a través de su relación con la Virgen María (Planeta, Barcelona 2011) 24-51.

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